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Sin embargo, a la vista de la frondosa  productividad  morfológica  de  la  base cad–, con numerosos representantes de aspecto arcaico, y de sus sentidos general-mente restringidos a raíces y cepas quemadas, parece mejor considerar, siguiendo a Hubschmid, un término posiblemente preindoeuropeo *kataba o *katava, desa-rrollo de una raíz *kat- que tiene numerosos derivados fitonímicos (catalán càdec ‘enebro’ entre ellos)277. Por ello, el grupo cádab- parece etimológicamente inde-pendiente. Incluso podría sospecharse que la evolución es justamente la inversa: cádava > *cáraba, *gáraba. Existe documentación antigua: en Asturias, Cataveto (fechado en 905, aunque el documento es falsificación posterior); el antes citado río Cávado consta Catavo y Cadabo en documentos del s. X; el topn. gallego Sanc-ta Maria de Cadavedo en 1206; en Galicia también Cadavale (1221) y Cadaual (1223). Por otra parte, los topns. del tipo Caraval son más escasos y marginales en el área astur-leonesa: tal vez, una cita antigua a una heredad de «Uilla Frida et de Carauedo» (1144 acl), donde la disimilación puede haber contribuido al cambio; actualmente se tiene Caravedos en Pardavé (LE), en una ladera cercana al Torío; Teso Carravera (Redelga de la Polvorosa ZA); Campo Garabal (La Viliella, Astu-rias). Por el este, la voz tiene alguna presencia en Cantabria (Garabandal, en el río Vendul); garabital ‘lugar poblado de árgomas’ consta como apelativo278. Un potente argumento a favor de la primacía de la base *kat- como generadora del tipo cádavo (y, con menor seguridad, el carácter derivado de las formas Cara-val, Caravedo y el grupo gáraba) es la profusión de desarrollos que parecen osten-tar la misma raíz con distintos sufijos de carácter arcaico (caduerno, cadotsu…). Por otra parte, hay una sostenida diferencia semántica entre los nombres del tipo (1) carba y los de la base (2a) cádab- y (2b) gárab-. El grupo (1) remite invaria-blemente al roble y su aprovechamiento principal, las hojas para el ganado279. El 275  González Rodríguez (1999: 181).276  Iglesias Ovejero (1990: 91). Constan otras propuestas: Otero Álvarez (hegp XVII) sugiere, con poca verosimilitud, un origen en el lat. călămus > cádavo.277  Hubschmid (1960b: 46).  Coromines vincula el catalán càdec  ‘enebro de la miera’ a  una base prerromana, que pasa al latín tardío como catănum, y cuyo origen se presenta, con otra sufijación, en el grupo de cádava (decat s.v. càdec) y quizás en el asturiano cotolla ‘árgoma’.278  Al margen de la discusión sobre la primacía de gárabo o cádavo como raíz etimológica, algún topn. aislado en la Meseta podría proceder  de esta  base: Cántabos (despoblado en  Fuentelmonje SO: Martínez Díez,  1983: 196), Cárdaba (ermita  en Pecharromán SG: Martínez Díez, 1983: 403).279  Es excepción a esta regla el asturiano de Sobrescobio carba ‘terreno pendiente poblado de matorral de árgomas, helechos, brezos’ (dbabl s.v. carba), que será variante local de gáraba. Pero en asturiano está mucho más extendido el tipo carvayo ‘roble’; y todas las variantes leonesas de la base carba, carbajo remiten sin excepción al roble (lla).
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Sin embargo, a la vista de la frondosa  productividad  morfológica  de  la  base cad–, con numerosos representantes de aspecto arcaico, y de sus sentidos general-mente restringidos a raíces y cepas quemadas, parece mejor considerar, siguiendo a Hubschmid, un término posiblemente preindoeuropeo *kataba o *katava, desa-rrollo de una raíz *kat- que tiene numerosos derivados fitonímicos (catalán càdec ‘enebro’ entre ellos)277. Por ello, el grupo cádab- parece etimológicamente inde-pendiente. Incluso podría sospecharse que la evolución es justamente la inversa: cádava > *cáraba, *gáraba. Existe documentación antigua: en Asturias, Cataveto (fechado en 905, aunque el documento es falsificación posterior); el antes citado río Cávado consta Catavo y Cadabo en documentos del s. X; el topn. gallego Sanc-ta Maria de Cadavedo en 1206; en Galicia también Cadavale (1221) y Cadaual (1223). Por otra parte, los topns. del tipo Caraval son más escasos y marginales en el área astur-leonesa: tal vez, una cita antigua a una heredad de «Uilla Frida et de Carauedo» (1144 acl), donde la disimilación puede haber contribuido al cambio; actualmente se tiene Caravedos en Pardavé (LE), en una ladera cercana al Torío; Teso Carravera (Redelga de la Polvorosa ZA); Campo Garabal (La Viliella, Astu-rias). Por el este, la voz tiene alguna presencia en Cantabria (Garabandal, en el río Vendul); garabital ‘lugar poblado de árgomas’ consta como apelativo278. Un potente argumento a favor de la primacía de la base *kat- como generadora del tipo cádavo (y, con menor seguridad, el carácter derivado de las formas Cara-val, Caravedo y el grupo gáraba) es la profusión de desarrollos que parecen osten-tar la misma raíz con distintos sufijos de carácter arcaico (caduerno, cadotsu…). Por otra parte, hay una sostenida diferencia semántica entre los nombres del tipo (1) carba y los de la base (2a) cádab- y (2b) gárab-. El grupo (1) remite invaria-blemente al roble y su aprovechamiento principal, las hojas para el ganado279. El  
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275  González Rodríguez (1999: 181).276  Iglesias Ovejero (1990: 91). Constan otras propuestas: Otero Álvarez (hegp XVII) sugiere, con poca verosimilitud, un origen en el lat. călămus > cádavo.277  Hubschmid (1960b: 46).  Coromines vincula el catalán càdec  ‘enebro de la miera’ a  una base prerromana, que pasa al latín tardío como catănum, y cuyo origen se presenta, con otra sufijación, en el grupo de cádava (decat s.v. càdec) y quizás en el asturiano cotolla ‘árgoma’.278  Al margen de la discusión sobre la primacía de gárabo o cádavo como raíz etimológica, algún topn. aislado en la Meseta podría proceder  de esta  base: Cántabos (despoblado en  Fuentelmonje SO: Martínez Díez,  1983: 196), Cárdaba (ermita  en Pecharromán SG: Martínez Díez, 1983: 403).279  Es excepción a esta regla el asturiano de Sobrescobio carba ‘terreno pendiente poblado de matorral de árgomas, helechos, brezos’ (dbabl s.v. carba), que será variante local de gáraba. Pero en asturiano está mucho más extendido el tipo carvayo ‘roble’; y todas las variantes leonesas de la base carba, carbajo remiten sin excepción al roble (lla).
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grupo (2a, 2b), tengan o no una etimología común a ambos, alude a cepas y partes leñosas de matorrales de montaña, destinadas al fuego en hogares y fraguas. Es im-probable que hayan podido diversificar semánticamente, siendo el origen común y sin incómodas confusiones, los parónimos carba ‘matorral de roble’ y caraba-cáraba ‘leña seca para la lumbre, especialmente de brezo y escoba’ en áreas tan próximas de la provincia de Salamanca. Añádase testimonios léxicos como cádava ‘madroño’ en Valero (SA). Nótese que si  cáraba  y  caraba fuesen, en todos los casos, derivados anaptícticos de carba, no se explicaría la sufijación diferenciada, pues abundan los Caraval, Caraboso, Caravedo en la toponimia, como se muestra abajo, pero escasean Carbal, Carboso y Carbedo de la base carb- ‘roble’280. Final-mente, la acepción ‘retorcido’ que acompaña a algunos derivados de la base (e.g. gallego garabato, garabullo, garamata  y  asturiano  garabu,  gárabu, garbu; una familia a la que pertenece el castellano garabato y el portg. garavato) se ajustan mejor a un origen gáraba (las raíces de brezos y piornos son esencialmente tortuo-sas) que carba: el matorral de roble no destaca por su retorcimiento. Verosímilmente, una voz como cádavo, perteneciente a economías rurales de montaña basadas en una agricultura de rozas y fuegos, estaba abocada a su extin-ción en las comarcas llanas del valle del Duero. La nítida presencia lexicográfi-ca del tema en  Galicia, Asturias y marginalmente en áreas montañosas de  León (como se muestra a partir de evidencias toponímicas) y quizás en las Arribes del Duero, es sucedida por un vacío que sólo parece interrumpirse al llegar a las sierras del Sistema Central. Es probable que el insólito nombre cádava, cálava aplicado al madroño en Valero, en la sierra de Salamanca281, constituya un vestigio de este tema, pues es conocido el gran desarrollo que alcanzan las cepas de Arbutus unedo (una adaptación evolutiva para el rebrote tras los incendios)282. Parece emparenta-da con cádava en su sentido especializado ‘madroño’ la voz recogida en la Vera (CC) cabera ‘madroñera’283, cuyo origen será *caavera < *cadavera. Esta familia léxica encuentra continuidad en dos términos usados en las Hur-des, caraboneh ‘tramos de brezo quemados’; carabusoh ‘residuos de los tramos de brezo’284, sin duda vinculados con el caraba del cercano Rebollar salmantino285. De ahí procede ciertamente el nombre de una aldea hurdana, Carabusino, que se
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280  Algunos casos, sin embargo: La Carbal (Rodiezmo de la Tercia LE),  Carbal (Ponga, Asturias), Los Carbales (Dios  le Guarde SA); Carbedo (Toral de los Vados LE), Valcarboso (Barruecopardo SA). 281  Velasco, Criado y Blanco (2010: 224, 250, 334).282  Ya consta en el refranero  antiguo. Correas recoge la paremia «cepa  de madroño espotrica [suelta  chispas] y quema al otro; noramala la compré, que tal gera eché».283  Timón Timón, Francisco: Diccionario castizo de la comarca de La Vera y la Sierra de Gredos, Asoc. Cult. Amigos de la Vera, Jaraiz (Cáceres), 1996; p. 39.284  Viudas Camarasa (1988: 40).285  Iglesias Ovejero (1990: 91)

Revisión del 10:08 14 feb 2018

Pascual Riesco Chueca. Toponimia. Historia. Bibliografía. Apariciones.

Incluye Garabandal entre los topónimos relacionados con la voz cádavo (p. 179), que designa la leña quemada, y que siguiendo a Hubschmid, considera derivado de "un término posiblemente preindoeuropeo *kataba o *katava, desarrollo de una raíz *kat- que tiene numerosos derivados fitonímicos" (p. 183, Anuario 2011, pp. 135-216). Riesco establece una distinción entre palabras que proceden de la raíz carba, que designa al roble, y las procedentes de raíces como cádab- y gárab-, relativas a la leña:

p. 183: Sin embargo, a la vista de la frondosa productividad morfológica de la base cad–, con numerosos representantes de aspecto arcaico, y de sus sentidos general-mente restringidos a raíces y cepas quemadas, parece mejor considerar, siguiendo a Hubschmid, un término posiblemente preindoeuropeo *kataba o *katava, desa-rrollo de una raíz *kat- que tiene numerosos derivados fitonímicos (catalán càdec ‘enebro’ entre ellos)277. Por ello, el grupo cádab- parece etimológicamente inde-pendiente. Incluso podría sospecharse que la evolución es justamente la inversa: cádava > *cáraba, *gáraba. Existe documentación antigua: en Asturias, Cataveto (fechado en 905, aunque el documento es falsificación posterior); el antes citado río Cávado consta Catavo y Cadabo en documentos del s. X; el topn. gallego Sanc-ta Maria de Cadavedo en 1206; en Galicia también Cadavale (1221) y Cadaual (1223). Por otra parte, los topns. del tipo Caraval son más escasos y marginales en el área astur-leonesa: tal vez, una cita antigua a una heredad de «Uilla Frida et de Carauedo» (1144 acl), donde la disimilación puede haber contribuido al cambio; actualmente se tiene Caravedos en Pardavé (LE), en una ladera cercana al Torío; Teso Carravera (Redelga de la Polvorosa ZA); Campo Garabal (La Viliella, Astu-rias). Por el este, la voz tiene alguna presencia en Cantabria (Garabandal, en el río Vendul); garabital ‘lugar poblado de árgomas’ consta como apelativo278. Un potente argumento a favor de la primacía de la base *kat- como generadora del tipo cádavo (y, con menor seguridad, el carácter derivado de las formas Cara-val, Caravedo y el grupo gáraba) es la profusión de desarrollos que parecen osten-tar la misma raíz con distintos sufijos de carácter arcaico (caduerno, cadotsu…). Por otra parte, hay una sostenida diferencia semántica entre los nombres del tipo (1) carba y los de la base (2a) cádab- y (2b) gárab-. El grupo (1) remite invaria-blemente al roble y su aprovechamiento principal, las hojas para el ganado279. El

275 González Rodríguez (1999: 181).276 Iglesias Ovejero (1990: 91). Constan otras propuestas: Otero Álvarez (hegp XVII) sugiere, con poca verosimilitud, un origen en el lat. călămus > cádavo.277 Hubschmid (1960b: 46). Coromines vincula el catalán càdec ‘enebro de la miera’ a una base prerromana, que pasa al latín tardío como catănum, y cuyo origen se presenta, con otra sufijación, en el grupo de cádava (decat s.v. càdec) y quizás en el asturiano cotolla ‘árgoma’.278 Al margen de la discusión sobre la primacía de gárabo o cádavo como raíz etimológica, algún topn. aislado en la Meseta podría proceder de esta base: Cántabos (despoblado en Fuentelmonje SO: Martínez Díez, 1983: 196), Cárdaba (ermita en Pecharromán SG: Martínez Díez, 1983: 403).279 Es excepción a esta regla el asturiano de Sobrescobio carba ‘terreno pendiente poblado de matorral de árgomas, helechos, brezos’ (dbabl s.v. carba), que será variante local de gáraba. Pero en asturiano está mucho más extendido el tipo carvayo ‘roble’; y todas las variantes leonesas de la base carba, carbajo remiten sin excepción al roble (lla).

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grupo (2a, 2b), tengan o no una etimología común a ambos, alude a cepas y partes leñosas de matorrales de montaña, destinadas al fuego en hogares y fraguas. Es im-probable que hayan podido diversificar semánticamente, siendo el origen común y sin incómodas confusiones, los parónimos carba ‘matorral de roble’ y caraba-cáraba ‘leña seca para la lumbre, especialmente de brezo y escoba’ en áreas tan próximas de la provincia de Salamanca. Añádase testimonios léxicos como cádava ‘madroño’ en Valero (SA). Nótese que si cáraba y caraba fuesen, en todos los casos, derivados anaptícticos de carba, no se explicaría la sufijación diferenciada, pues abundan los Caraval, Caraboso, Caravedo en la toponimia, como se muestra abajo, pero escasean Carbal, Carboso y Carbedo de la base carb- ‘roble’280. Final-mente, la acepción ‘retorcido’ que acompaña a algunos derivados de la base (e.g. gallego garabato, garabullo, garamata y asturiano garabu, gárabu, garbu; una familia a la que pertenece el castellano garabato y el portg. garavato) se ajustan mejor a un origen gáraba (las raíces de brezos y piornos son esencialmente tortuo-sas) que carba: el matorral de roble no destaca por su retorcimiento. Verosímilmente, una voz como cádavo, perteneciente a economías rurales de montaña basadas en una agricultura de rozas y fuegos, estaba abocada a su extin-ción en las comarcas llanas del valle del Duero. La nítida presencia lexicográfi-ca del tema en Galicia, Asturias y marginalmente en áreas montañosas de León (como se muestra a partir de evidencias toponímicas) y quizás en las Arribes del Duero, es sucedida por un vacío que sólo parece interrumpirse al llegar a las sierras del Sistema Central. Es probable que el insólito nombre cádava, cálava aplicado al madroño en Valero, en la sierra de Salamanca281, constituya un vestigio de este tema, pues es conocido el gran desarrollo que alcanzan las cepas de Arbutus unedo (una adaptación evolutiva para el rebrote tras los incendios)282. Parece emparenta-da con cádava en su sentido especializado ‘madroño’ la voz recogida en la Vera (CC) cabera ‘madroñera’283, cuyo origen será *caavera < *cadavera. Esta familia léxica encuentra continuidad en dos términos usados en las Hur-des, caraboneh ‘tramos de brezo quemados’; carabusoh ‘residuos de los tramos de brezo’284, sin duda vinculados con el caraba del cercano Rebollar salmantino285. De ahí procede ciertamente el nombre de una aldea hurdana, Carabusino, que se

280 Algunos casos, sin embargo: La Carbal (Rodiezmo de la Tercia LE), Carbal (Ponga, Asturias), Los Carbales (Dios le Guarde SA); Carbedo (Toral de los Vados LE), Valcarboso (Barruecopardo SA). 281 Velasco, Criado y Blanco (2010: 224, 250, 334).282 Ya consta en el refranero antiguo. Correas recoge la paremia «cepa de madroño espotrica [suelta chispas] y quema al otro; noramala la compré, que tal gera eché».283 Timón Timón, Francisco: Diccionario castizo de la comarca de La Vera y la Sierra de Gredos, Asoc. Cult. Amigos de la Vera, Jaraiz (Cáceres), 1996; p. 39.284 Viudas Camarasa (1988: 40).285 Iglesias Ovejero (1990: 91)