Tosolini

De martyres
Ir a la navegación Ir a la búsqueda

Tosolini (volver a Bibliografía Japón).

Con esta novela, Endo pretende subrayar no solo la universalidad del cristianismo y los desafíos a los que está llamado a responder en su encuentro con la espiritualidad y la cultura japonesa, sion que también pretende "excavar en el corazón del hombre en busca de aquellos componentes universales que encuentran en el cristianismo su expresión más auténtica y fundar sobre ellos la fuerza de la evangelización". Nota 4: F. Castelli "Un 'trhilling' teologico. 'Silenzio' di Shusaku Endo", en La Civiltà Cattolica (1973) 2961, 235.

Hubo quien criticó lo que consideraba apología de la abjuración, nota 11: Silencio, en palabras del padre Kasuya Koichi, "no solo admite la apostasía, sino que incluso la alaba" (M. INOUE, "Reclaiming the Universal Intercultural Subjectivity in the Life and Work of Endo Shusaku", Southeast Review of Asian Studies, 2012, 34, 158.

en 1972 Pablo VI le animó a dialogar y cooperar con las otras religiones presentes en Japón.

Nota 12 S. ENDO, Kirisuto no tanjo [Cristo de Cristo], Shinchosha, Tokyo 1978, 250: "lo que es indiscutible es que Cristo ha dejado una marca indeleble en aquellos cuyas vidas se cruzaron en su sendero [...] Aquellos que se desesperan del amor buscan una existencia que no traicione su amor, aquellos que han abandonado toda esperanza de ser comprendidos en su dolor buscan a alguien que les comprenda de verdad en los recovecos del corazón. Esto no es sentimentalismo o dependencia excesiva, sino solo un requisito previo necesario para los individuos en sus interacciones con otros".

Esta paradoja de un Cristo totalmente impotente y, al mismo tiempo, compañero inseparable del hombre, fue magistralmente representada por Endo en El Samurái, publicada en 1980.

Tras la conversión de los daimios de Omura, Bungo y Arima, en 1553 hubo 4.000 bautismos a pesar de solo haber 5 misioneros. En 1579 había 100.000 conversos con 55 misioneros.

San Felipe: "Se confiscó la carga y la presencia de armas a bordo confirmó las sospechas de Hideyoshi sobre la auténtica peligrosidad que representaba la presencia de los misioneros en su territorio."

En un edicto contra la religión cristiana emitido en 1614, Ieyasu definía al Japón como "el País de los kami (divinidades sintoístas) y de los buda", y expulsaba de sus territorios a la religión cristiana porque se oponía a la moral confuciana, a la Ley budista y la Vía del Shinto."

Nota 17 "los cristianos escondidos establecieron una jerarquía religiosa propia, con el chokata, encargado del calendario para la observancia de los días de precepto, y el mizukata, encargado en cambio de administrar los bautismos." ver. I. HIGASHIBABA, Christianity in Early Modern Japan: Kirishitan Belief and Practice, Brill Academic Publishing, Leiden, 2001; S. TURNBULL, The Kakure Kirishitan of Japan: A Study of Their Development, Beliefs and Rituals to the Present Day, Routledge, Londres, 1998.

Nota 19: la fe se mantuvo viva también gracias a las terceras órdenes fundadas por franciscanos (Fraternidad del Cinturón), dominicos (Fraternidad del Rosario) y jesuitas (Asociación de la Bienaventurada Virgen).

Algunos tipos de tortura inventados de modo particular para este fin eran las de la desmembración, el ahogamiento, la inmersión del cuerpo de la víctima en la aguas sulfurosas e hirvientes del Unzen, y la anatsurushi, una técnica mediante la que se colgaba al condenado a una viga de madera con el cuerpo y la cabeza hacia abajo, y se le encerraba en un hoyo lleno de desechos y de excrementos, que había debajo, hasta la cintura, y se le dejaba agonizar y ahogar lentamente durante días, a menos que se retractara de su fe.

Una de las prácticas más dolorosas, psicológica y emotivamente, infligidas a los cristianos para inducirles a abjurar fue en todo caso la del fumie, práctica que tuvo su comienzo en 1629 y que se generalizó más tarde por medio de la creación del Oficio de la inquisición religiosa en 1640, año en el que se insertó en los ritos de la celebración del comienzo del año en toda la isla de Kyushu.

A fin de erradicar el peligro representado por el cristianimo, el shogunato (el poder político y militar del país), además de la institución de la práctica de la "vigilancia recíproca" llamada gonin gumi (o "asociaciones de cinco familias", según la cual si en una de las cinco familias designadas se escondía un cristiano, se castigaba a toda la asociación), encargó al clero budista de la vigilancia" (sistema del certificado del templo o terauke seido, dado tras asistir a un curso).

14 julio 1853 llegada a Uraga de Matthew Perry; 29 de julio de 1858 Tratado de amistad y comercio abre a USA 4 puertos. Iglesia para evitar disputas confió derechos exclusivos para la conversión del Japón y Corea a la Société des Missions Étrangères de París, 1859 se admitió la entrada de dos sacerdotes, Viernes Santo 17 de marzo de 1865 Peitjean abordado en Oura por un grupo de personas que le pregunta si era el sucesor de los beteren (padres), Petitjean estima 10.000 inicialmente, luego se vio que eran 50.000 y que solo la mitad optó por volver a unirse a la Iglesia católica.

Nota 20 H. CIESLIK, "The Case of Christovao Ferreira", Monumenta Nipponica 29 (1974) 1, 1-54.

En 1992 Endo revela que la editorial le impuso el título, que originalmente era "Olor de sitios soleados":

"Dado que le he puesto a la novela el título de Silencio, los lectores y los críticos japoneses han tenido la errónea impresión de que estaba escribiendo sobre el silencio de Dios. Y aunque escribí que no, que Dios habla, hay todavía muchas personas que leen la novela como si se tratara del silencio de Dios. En consecuencia, infravaloran la parte de la novela en que Dios habla, la parte que es para mí más significativa []. Lo que a fin de cuentas quise escribir fue que del silencio surge una voz [], que a través del silencio emerge una voz". NOTA 25 C. VAN GESSEL, "Silence in the Opposite Shores", n. 9, 37-38.

Esta voz aparece en "Apéndice, cuando el padre Rodrigues se dirija a Cristo afirmando: "Señor, me dolía que estuvieras siempre en silencio...", y una voz le responderá: "No estaba en silencio. Estaba sufriendo contigo", llevando así al misionero a admitir por fin que "Nuestro Señor no se ha quedado en silencio. Aun suponiendo que él hubiera callado, toda mi vida hasta hoy estaría hablando de él". NOTA 41, p. 713-715.

NOTA 42 S. ENDO, "Anguish of an Alien", The Japanese Christian Quarterly 40 (1974) 4, 181. "Para mí, el aspecto más significativo de la novela es el cambio de la imagen de Cristo que tiene lugar en el héroe". Endo prosigue: "El héroe, un extranjero, creía en un Jesús de majestad y de poder, un Jesús compuesto, gobernado incluso por el orden. Esta es la imagen pensada por los artistas occidentales. El héroe de la novela ha llevado esta imagen consigo al Japón, y de ese vigoroso rostro de Cristo ha tomado el coraje de evangelizar. Después de haber padecido muchas pruebas y frustraciones, por fin es arrestado y conducido ante el fumie. Permaneciendo de pie frente al mismo ve una imagen de Cristo que no había nunca antes de ahora, una imagen modelada por manos japonesas. No era el compuesto y europeo, sino el rostro demacrado de un Cristo que sufre como sufrimos nosotros".

"La imagen del Cristo esculpido sobre el fumie era una imagen materna, una mujer que intenta sufrir con su propio hijo y compartir su dolor. No es la imagen paterna detectable en una gran parte del arte occidental, el rostro de Cristo resplandeciente de majestad y que luce una expresión símbolo del orden y de la disciplina []. He querido que esta transformación se convirtiera en el tema de Silencio []. He comenzado a darme cuenta de que la distancia entre el cristianismo y yo se debía al exagerado énfasis europeo puesto en el aspecto paterno de la religión. A nosotros, los japoneses, el cristianismo nos parece distante, porque el otro aspecto, el de la religión materna, ha sido exageradamente omitido desde los tiempos de los primeros misioneros cristianos hasta hoy". Anguish, p. 181.

"La mentalidad religiosa de los japoneses es -tal como era en el tiempo en que la gente aceptó el budismo- sensible a quien "sufre con nosotros" y a quien "tiene en cuenta nuestra debilidad", pero su mentalidad tiene poca tolerancia para cualquier clase de ser trascendente que juzga con dureza a los humanos y luego los castiga. En resumen, los japoneses tienen tendencia a buscar en sus dioses y budas una madre acogedora antes que un padre severo. Con este hecho siempre en mente traté no tanto de describir demasiado a Dios en la imagen paterna a que tiende a caracterizarlo el cristianismo, sino más bien describir el aspecto maternal acogedor de Dios revelado a nosotros en la personalidad de Jesús". Nota 54. S ENDO, "A Preface to the America Edition", en A Life of Jesus, Paulist Press, Nueva York, 1978, 1.

[Parece que acusa a los misioneros de pelagianismo en este texto en que el magistrado Inoue relata al padre Rodrigues lo que le había dicho otro misionero sobre el problema de la debilidad humana]

"Se lo pregunté a otro que era tan padre como usted: '¿Qué diferencia hay entre la misericordia de Buda y la misericordia de Deus? La criatura nada puede contra su propia debilidad y se abandona a la misericordia de Buda. En ese abandono está la salvación. Eso es lo que en este país predica'. Y entonces el padre me contestó con toda la claridad: 'Pues sí, la salvación no se gana con solo abandonarse a Dios; el creyente además tiene que ser fuerte de espíritu'. Ahora que lo pienso, veo que en esta ciénaga del Japón, usted, sin sentirlo, ha terminado deformando el cristianismo...". 57 S. ENDO, Silencio, p. 700-701. En la novela The Golden Country, en cambio, en la que Inoue mantiene esta conversación con el padre Ferreira, la respuesta del misionero referida por el magistrado es todavía más enfática: "La compasión del Dios cristiano es diferente... La salvación cristiana no significa simplemente confiarse a la compasión de Dios. Una persona debe luchar hasta el fin, hasta el límite de sus poderes, de suerte que la fuerza de su espíritu y la compasión de Dios se fundan en uno. Esto es lo que los cristianos consideran como salvación". (Turtle, Tokio, 1970, 126).