Diferencia entre revisiones de «Tosolini»

De martyres
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en 1972 Pablo VI le animó a dialogar y cooperar con las otras religiones presentes en Japón.
en 1972 Pablo VI le animó a dialogar y cooperar con las otras religiones presentes en Japón.
Endo desarrolla y profundiza en estas dos obras de una manera todavía más articulada su teología personal, que contempla la figura de Jesús como «impotente» o «débil» y, sin embargo, totalmente implicado en los asuntos de los individuos, y la de un Dios de amor que se hace en Jesús «compañero del hombre» (dohansha Iesu), una idea que, a buen seguro, no es nueva para Occidente, pero que ejerció un notable impacto en Japón y en su espiritualidad. Al desarrollar este tema desde una perspectiva exquisitamente cristiana, y concentrarse sobre todo en la cuestión de cómo empezaron los discípulos a tener fe en Jesús como Hijo de Dios, estas dos obras elaboran la idea de cómo cada individuo está implicado en una profunda e intensa relación con Cristo, que lleva al autor a concluir que
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 19-20). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.


Nota 12 S. ENDO, Kirisuto no tanjo [Cristo de Cristo], Shinchosha, Tokyo 1978, 250: "lo que es indiscutible es que Cristo ha dejado una marca indeleble en aquellos cuyas vidas se cruzaron en su sendero [...] Aquellos que se desesperan del amor buscan una existencia que no traicione su amor, aquellos que han abandonado toda esperanza de ser comprendidos en su dolor buscan a alguien que les comprenda de verdad en los recovecos del corazón. Esto no es sentimentalismo o dependencia excesiva, sino solo un requisito previo necesario para los individuos en sus interacciones con otros".
Nota 12 S. ENDO, Kirisuto no tanjo [Cristo de Cristo], Shinchosha, Tokyo 1978, 250: "lo que es indiscutible es que Cristo ha dejado una marca indeleble en aquellos cuyas vidas se cruzaron en su sendero [...] Aquellos que se desesperan del amor buscan una existencia que no traicione su amor, aquellos que han abandonado toda esperanza de ser comprendidos en su dolor buscan a alguien que les comprenda de verdad en los recovecos del corazón. Esto no es sentimentalismo o dependencia excesiva, sino solo un requisito previo necesario para los individuos en sus interacciones con otros".
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Nota 20 H. CIESLIK, "The Case of Christovao Ferreira", Monumenta Nipponica 29 (1974) 1, 1-54.
Nota 20 H. CIESLIK, "The Case of Christovao Ferreira", Monumenta Nipponica 29 (1974) 1, 1-54.
[Seguramente lo más discutible del libro, digo yo (Santiago Mata) es que todo lo que se pidiera fuera una abjuración formal, no interior, y que se le ofreciera la posibilidad de salvar la vida de los japoneses abjurando el sacerdote; y aún más que los japoneses abjuraran pero eso no importara y se les siguiera torturando porque lo único importante fuera lograr la abjuración (y meramente formal) del sacerdote]
Durante todo el período de encarcelamiento se informa al padre Rodrigues en distintas ocasiones de que todo lo que se le pide es una apostasía pro forma, un simple gesto exterior: si se decide a poner el pie sobre la imagen sagrada y a repudiar a su Dios, no solo salvará su vida, sino también la de todos los otros cristianos japoneses que por el momento están siendo torturados.
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 33). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
[Ferreira] intenta convencer al padre Rodrigues de que el cristianismo nunca echará raíces en la «ciénaga» del Japón. Rebelarse contra las autoridades, continúa el padre Ferreira, es un ejercicio completamente inútil e ilusorio, y por eso anima al padre Rodrigues a abjurar, aunque solo sea para salvar las vidas de los cristianos cuyos gemidos de dolor suben de la fosa en la que han sido colgados cabeza abajo, gemidos y lamentos que día y noche llegan a los oídos del padre Rodrigues, recordándole continuamente el precio que debe pagar para permanecer fiel a su misión. Los sentimientos que parecen apoderarse del padre Rodrigues oscilan continuamente desde la desesperación al constatar el «silencio de Dios», que permite sufrir a sus criaturas de una manera tan horrible, a la determinación de continuar adherido a todo lo que su fe le manda
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 33-34). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
El momento de la verdad llega cuando sacan al padre Rodrigues de la prisión y le ponen un fumie ante los pies. Y mientras él, titubeante, duda sobre lo que debe hacer, oye la voz del Cristo de bronce que le anima a pisotearle: «¡Písame! ¡Písame! Yo sé mejor que nadie el dolor que experimenta tu pie. ¡Písame! ¡Yo he venido al mundo para que vosotros me piséis, he cargado con la cruz para compartir vuestro dolor».21[647] Cuando el misionero pone el pie sobre el fumie, prorrumpe el alba y se oye en la lejanía el canto de un gallo.22 Después de su apostasía, y tal como le habían prometido, las autoridades liberan al padre Rodrigues asignándole una casa, un nuevo empleo, un nombre nuevo, y ponen a su disposición una mujer japonesa,
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 34). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
Del Diario de un oficial de la residencia cristiana, puesto como apéndice de la novela, se desprende que una gran cantidad de su tiempo la dedica ahora el padre Rodrigues a la redacción de un texto que le ha ordenado Totominokami concerniente a la retractación de su religión. Del Diario se deduce asimismo que el padre, que ahora ha recibido el nombre de Okada San’emon, no solo no habla ya «sobre» y «con» Dios,
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 35). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.


En 1992 Endo revela que la editorial le impuso el título, que originalmente era "Olor de sitios soleados":
En 1992 Endo revela que la editorial le impuso el título, que originalmente era "Olor de sitios soleados":


"Dado que le he puesto a la novela el título de Silencio, los lectores y los críticos japoneses han tenido la errónea impresión de que estaba escribiendo sobre el silencio de Dios. Y aunque escribí que no, que Dios habla, hay todavía muchas personas que leen la novela como si se tratara del silencio de Dios. En consecuencia, infravaloran la parte de la novela en que Dios habla, la parte que es para mí más significativa []. Lo que a fin de cuentas quise escribir fue que del silencio surge una voz [], que a través del silencio emerge una voz". NOTA 25 C. VAN GESSEL, "Silence in the Opposite Shores", n. 9, 37-38.
"Dado que le he puesto a la novela el título de Silencio, los lectores y los críticos japoneses han tenido la errónea impresión de que estaba escribiendo sobre el silencio de Dios. Y aunque escribí que no, que Dios habla, hay todavía muchas personas que leen la novela como si se tratara del silencio de Dios. En consecuencia, infravaloran la parte de la novela en que Dios habla, la parte que es para mí más significativa []. Lo que a fin de cuentas quise escribir fue que del silencio surge una voz [], que a través del silencio emerge una voz". NOTA 25 C. VAN GESSEL, "Silence in the Opposite Shores", n. 9, 37-38.
Había oído a los de Tomogi que muchos cristianos, al ser arrastrados al lugar de la ejecución, entonaban este canto. Era una melodía impregnada de cadencias oscuras y tristes. El mundo es para estos japoneses puro valle de lágrimas. Y porque es valle de lágrimas, estos campesinos han venido viviendo con el corazón puesto en el “templo del paraíso”. Tiene uno la impresión de que en ese canto han concentrado ellos toda su tristeza. ¿Qué querré yo decir con esto? Ni yo mismo lo sé con certeza. Solo que hoy mismo, cuando Ichizo y Mokichi gemían, sufrían y morían para dar gloria a Dios, el mar estaba oscuro y mordisqueaba la arena de la playa con un rumor monótono, y yo no he podido aguantar todo eso. Detrás de la calma siniestra de este mar, ese silencio de Dios, esa sensación de que Dios sigue cruzado de brazos ante los gemidos de los hombres, de que sigue en silencio…».32
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 41). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
La profunda aversión experimentada por el padre Rodrigues a causa de aquella voz interior está de todos modos más que justificada: el pensamiento de abandonar la confianza en Dios, que le había apoyado constantemente en sus vicisitudes y en sus opciones de fe, permanece bien oculto bajo las cenizas del inconsciente y, por lo menos en público, el protagonista continúa exhibiendo aún la fachada de seguridad espiritual que, después del arresto, le lleva a administrar el sacramento de la penitencia y a exhortar con palabras llenas de esperanza a sus compañeros de celda: «El Señor no nos va a dejar siempre solos. Él no hace eso. Habrá unas manos que laven nuestras heridas, que limpien nuestra sangre. El Señor no puede quedar siempre en silencio».37 Sin embargo, esta lucha interior del misionero para hacer desaparecer y acallar todos
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 43). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
En efecto, el razonamiento aducido por el padre Ferreira –que la semilla del cristianismo no puede echar raíces en la ciénaga del Japón, y que el Dios en el que creen los japoneses no tiene nada que ver con el Dios cristiano–39 ha sido introducido
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 45). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
precisamente en el momento en que el padre Rodrigues parece admitir y reconocer por primera vez el significado de las palabras pronunciadas por la voz que le habla desde las honduras de su corazón. La lógica de la argumentación del padre Ferreira se encuentra así ahora en un acuerdo perfecto con la situación existencial y espiritual del padre Rodrigues: «Si yo apostaté, ¿se lo digo? Óigalo bien claro. Apostaté porque después del tormento me trajeron aquí y escuché los gemidos de esa pobre gente y Dios no hizo nada por ellos. Le recé a Dios como un desesperado, pero Dios no hizo nada por ellos. –Cállese de una vez. –Sí, usted rece, rece Esos cristianos saborean ahora una agonía insoportable que personas como usted ni siquiera sospechan. Desde ayer. Todo este rato. Ahora, en este mismo momento. ¿Por qué van a tener ellos que sufrir así? Y sin embargo, usted no hace nada por ellos, ¿no es así? El padre sacudía la cabeza como enloquecido,
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 45). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
enloquecido, tapándose los oídos con los dedos. Pero sin darle un respiro esos oídos le seguían filtrando la voz de Ferreira, el estertor de los cristianos…» «¡Dejadme! ¡Dejadme! Señor, ahora es el momento de romper tu silencio. Ya no puedes seguir callado. Demuestra que eres justo, que eres bueno, el mismo amor personificado; tienes que decir algo, algo que haga ver a los hombres de este mundo que existes, sin asomo de duda».40 Pero Dios, a pesar de las muchas invocaciones del misionero, no rompe su silencio ni despliega ningún poder trascendente ni hace ningún milagro que pueda hacer creer de nuevo y desmentir a los que le denigran. Será solo en las páginas finales de la novela, al reflexionar sobre su abjuración, y antes de que comience la crónica narrada en el Apéndice, cuando el padre Rodrigues se dirija a Cristo afirmando: «Señor, me dolía
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 45-46). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.


Esta voz aparece en "Apéndice, cuando el padre Rodrigues se dirija a Cristo afirmando: "Señor, me dolía que estuvieras siempre en silencio...", y una voz le responderá: "No estaba en silencio. Estaba sufriendo contigo", llevando así al misionero a admitir por fin que "Nuestro Señor no se ha quedado en silencio. Aun suponiendo que él hubiera callado, toda mi vida hasta hoy estaría hablando de él". NOTA 41, p. 713-715.
Esta voz aparece en "Apéndice, cuando el padre Rodrigues se dirija a Cristo afirmando: "Señor, me dolía que estuvieras siempre en silencio...", y una voz le responderá: "No estaba en silencio. Estaba sufriendo contigo", llevando así al misionero a admitir por fin que "Nuestro Señor no se ha quedado en silencio. Aun suponiendo que él hubiera callado, toda mi vida hasta hoy estaría hablando de él". NOTA 41, p. 713-715.
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"Se lo pregunté a otro que era tan padre como usted: '¿Qué diferencia hay entre la misericordia de Buda y la misericordia de Deus? La criatura nada puede contra su propia debilidad y se abandona a la misericordia de Buda. En ese abandono está la salvación. Eso es lo que en este país predica'. Y entonces el padre me contestó con toda la claridad: 'Pues sí, la salvación no se gana con solo abandonarse a Dios; el creyente además tiene que ser fuerte de espíritu'. Ahora que lo pienso, veo que en esta ciénaga del Japón, usted, sin sentirlo, ha terminado deformando el cristianismo...". 57 S. ENDO, Silencio, p. 700-701. En la novela The Golden Country, en cambio, en la que Inoue mantiene esta conversación con el padre Ferreira, la respuesta del misionero referida por el magistrado es todavía más enfática: "La compasión del Dios cristiano es diferente... La salvación cristiana no significa simplemente confiarse a la compasión de Dios. Una persona debe luchar hasta el fin, hasta el límite de sus poderes, de suerte que la fuerza de su espíritu y la compasión de Dios se fundan en uno. Esto es lo que los cristianos consideran como salvación". (Turtle, Tokio, 1970, 126).
"Se lo pregunté a otro que era tan padre como usted: '¿Qué diferencia hay entre la misericordia de Buda y la misericordia de Deus? La criatura nada puede contra su propia debilidad y se abandona a la misericordia de Buda. En ese abandono está la salvación. Eso es lo que en este país predica'. Y entonces el padre me contestó con toda la claridad: 'Pues sí, la salvación no se gana con solo abandonarse a Dios; el creyente además tiene que ser fuerte de espíritu'. Ahora que lo pienso, veo que en esta ciénaga del Japón, usted, sin sentirlo, ha terminado deformando el cristianismo...". 57 S. ENDO, Silencio, p. 700-701. En la novela The Golden Country, en cambio, en la que Inoue mantiene esta conversación con el padre Ferreira, la respuesta del misionero referida por el magistrado es todavía más enfática: "La compasión del Dios cristiano es diferente... La salvación cristiana no significa simplemente confiarse a la compasión de Dios. Una persona debe luchar hasta el fin, hasta el límite de sus poderes, de suerte que la fuerza de su espíritu y la compasión de Dios se fundan en uno. Esto es lo que los cristianos consideran como salvación". (Turtle, Tokio, 1970, 126).
[Aquí lo del dilema que me parece falso de salvar a otros]
Había venido a morir por los hombres y en realidad eran los cristianos japoneses los que estaban muriendo uno tras otro por él. ¿Qué hacer? No lo sabía. En la conducta humana no cabía una distinción tan clara como en los textos de moral: esto es virtud, esto es pecado, esto es bueno, esto es malo. Si Garupe decía que no, con un gesto de cabeza, aquellos tres cristianos serían precipitados al fondo de la bahía, como se tira un pedrusco. Si cedía a la tentación, su propia vida quedaba deshecha. ¿Qué sería lo mejor? El padre no lo sabía».66 El dilema que Endo pretende plantear con esta escena es, por consiguiente, doble: por una parte, quiere poner de manifiesto un «martirio al contrario», en el que son los japoneses los que mueren en lugar de los padres misioneros y no al revés; asistimos a un conflicto completamente
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 59). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
interior del misionero, que no consiste ya en seguir siendo coherente con la propia fe o pagar la propia fidelidad al evangelio con el martirio (algo que el padre Garupe y el padre Rodrigues estaban ya preparados para hacer desde hacía tiempo, sino más bien permanecer firmes en la fe (condenando a la muerte también a creyentes japoneses) o bien apostatar (salvando así a unos creyentes que –y este es un elemento ulterior que añade densidad al drama– ya no lo eran, dado que ya habían apostatado a su vez). El mismo dilema vuelve a plantearse después en el diálogo que el apóstata padre Ferreira mantendrá con el padre Rodrigues, encerrado ahora en una cárcel. Este último, después de una noche insomne a causa de lo que creía ser los ronquidos de una persona al otro lado de la pared,
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 59-60). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
es informado por el padre Ferreira (que acaba de entrar en su celda para visitarle) de que el ruido que oye son el lamento y los estertores de los cristianos colgados en la fosa. El padre Ferreira le recuerda a su hermano de orden haber tenido años atrás la misma experiencia: «La noche que me trajeron aquí, había cinco hombres colgando de la fosa. Cinco gemidos que se trenzaban en el viento y llegaban a mis oídos. El oficial me dijo: “Si usted apostata, los retiramos inmediatamente de la fosa, les quitamos las ataduras y les aplicamos medicamentos”. Yo le respondí: “¿Por qué no apostatan ellos?”. Me explicó riendo: “¿Apostatar? Han dicho que apostatan cientos de veces, pero mientras no apostate usted no se puede hacer nada por esos campesinos”».67[636]
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 60). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
La dramática elección que corresponde al padre Rodrigues se la expone ahora fríamente su mismo hermano de religión: «Si usted dice una palabra: “apostato”, a esos hombres los retiran de la fosa, se termina su agonía. Sin embargo, no apostata. Es que tiene miedo, miedo a traicionar a la Iglesia por ayudarles a ellos, miedo a ser la deshonra de la Iglesia lo mismo que yo…». «A mí me pasaba lo mismo», prosigue el padre Ferreira. «Aquella noche negra y fría me pasaba lo mismo que a usted ahora. Pero ¿es eso practicar el amor? El sacerdote dice que quiere vivir imitando a Cristo. Pues si Cristo estuviera aquí… […] apostataría por amor a ellos».68[640-641] Y mientras el intérprete pone el fumie en tierra a fin de que el padre Rodrigues lo pisotee, recordándole que pisotear el fumie era solo una cuestión de pura formalidad, un gesto exterior que no mellara
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 60-61). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.
lo más mínimo el carácter genuino de su fe el padre Ferreira se dirige al misionero con estas últimas palabras: «Vas a dar la mayor prueba de amor que nadie haya dado jamás Los jerarcas de la Iglesia te condenarán. Lo mismo que me han condenado a mí, a ti también te perseguirán. Pero hay cosas mayores que la Iglesia, mayores que la misión, lo que tú vas a hacer ahora».69 Ibíd., 644. Sobre el tema de la apostasía, veáse D. WASHBURN, «Is Abjec tion a Virtue?: Silence and the Trauma of Apostasy», en M. W. DENNIS – D. J. N. MIDDLETON, Approaching Silence, op. cit., 205-221.
Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 61). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.


"En Silencio", ha afirmado Endo, "he intentado representar no tanto el silencio de Dios, como el modo en el que Dios habla a través del hombre... He querido mostrar que Dios, que solo superficialmente aparece como desinteresado del sufrimiento y de la miseria humana, de hecho habla a través de un médium que va más allá de las palabras". NOTA 72 M.B. WILLIAMS, Endo Shusaku, op. cit. 128
"En Silencio", ha afirmado Endo, "he intentado representar no tanto el silencio de Dios, como el modo en el que Dios habla a través del hombre... He querido mostrar que Dios, que solo superficialmente aparece como desinteresado del sufrimiento y de la miseria humana, de hecho habla a través de un médium que va más allá de las palabras". NOTA 72 M.B. WILLIAMS, Endo Shusaku, op. cit. 128

Revisión actual - 10:10 12 jun 2022

Tosolini (volver a Bibliografía Japón).

Con esta novela, Endo pretende subrayar no solo la universalidad del cristianismo y los desafíos a los que está llamado a responder en su encuentro con la espiritualidad y la cultura japonesa, sion que también pretende "excavar en el corazón del hombre en busca de aquellos componentes universales que encuentran en el cristianismo su expresión más auténtica y fundar sobre ellos la fuerza de la evangelización". Nota 4: F. Castelli "Un 'trhilling' teologico. 'Silenzio' di Shusaku Endo", en La Civiltà Cattolica (1973) 2961, 235.

Hubo quien criticó lo que consideraba apología de la abjuración, nota 11: Silencio, en palabras del padre Kasuya Koichi, "no solo admite la apostasía, sino que incluso la alaba" (M. INOUE, "Reclaiming the Universal Intercultural Subjectivity in the Life and Work of Endo Shusaku", Southeast Review of Asian Studies, 2012, 34, 158.

en 1972 Pablo VI le animó a dialogar y cooperar con las otras religiones presentes en Japón.

Endo desarrolla y profundiza en estas dos obras de una manera todavía más articulada su teología personal, que contempla la figura de Jesús como «impotente» o «débil» y, sin embargo, totalmente implicado en los asuntos de los individuos, y la de un Dios de amor que se hace en Jesús «compañero del hombre» (dohansha Iesu), una idea que, a buen seguro, no es nueva para Occidente, pero que ejerció un notable impacto en Japón y en su espiritualidad. Al desarrollar este tema desde una perspectiva exquisitamente cristiana, y concentrarse sobre todo en la cuestión de cómo empezaron los discípulos a tener fe en Jesús como Hijo de Dios, estas dos obras elaboran la idea de cómo cada individuo está implicado en una profunda e intensa relación con Cristo, que lleva al autor a concluir que

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 19-20). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

Nota 12 S. ENDO, Kirisuto no tanjo [Cristo de Cristo], Shinchosha, Tokyo 1978, 250: "lo que es indiscutible es que Cristo ha dejado una marca indeleble en aquellos cuyas vidas se cruzaron en su sendero [...] Aquellos que se desesperan del amor buscan una existencia que no traicione su amor, aquellos que han abandonado toda esperanza de ser comprendidos en su dolor buscan a alguien que les comprenda de verdad en los recovecos del corazón. Esto no es sentimentalismo o dependencia excesiva, sino solo un requisito previo necesario para los individuos en sus interacciones con otros".

Esta paradoja de un Cristo totalmente impotente y, al mismo tiempo, compañero inseparable del hombre, fue magistralmente representada por Endo en El Samurái, publicada en 1980.

Tras la conversión de los daimios de Omura, Bungo y Arima, en 1553 hubo 4.000 bautismos a pesar de solo haber 5 misioneros. En 1579 había 100.000 conversos con 55 misioneros.

San Felipe: "Se confiscó la carga y la presencia de armas a bordo confirmó las sospechas de Hideyoshi sobre la auténtica peligrosidad que representaba la presencia de los misioneros en su territorio."

En un edicto contra la religión cristiana emitido en 1614, Ieyasu definía al Japón como "el País de los kami (divinidades sintoístas) y de los buda", y expulsaba de sus territorios a la religión cristiana porque se oponía a la moral confuciana, a la Ley budista y la Vía del Shinto."

Nota 17 "los cristianos escondidos establecieron una jerarquía religiosa propia, con el chokata, encargado del calendario para la observancia de los días de precepto, y el mizukata, encargado en cambio de administrar los bautismos." ver. I. HIGASHIBABA, Christianity in Early Modern Japan: Kirishitan Belief and Practice, Brill Academic Publishing, Leiden, 2001; S. TURNBULL, The Kakure Kirishitan of Japan: A Study of Their Development, Beliefs and Rituals to the Present Day, Routledge, Londres, 1998.

Nota 19: la fe se mantuvo viva también gracias a las terceras órdenes fundadas por franciscanos (Fraternidad del Cinturón), dominicos (Fraternidad del Rosario) y jesuitas (Asociación de la Bienaventurada Virgen).

Algunos tipos de tortura inventados de modo particular para este fin eran las de la desmembración, el ahogamiento, la inmersión del cuerpo de la víctima en la aguas sulfurosas e hirvientes del Unzen, y la anatsurushi, una técnica mediante la que se colgaba al condenado a una viga de madera con el cuerpo y la cabeza hacia abajo, y se le encerraba en un hoyo lleno de desechos y de excrementos, que había debajo, hasta la cintura, y se le dejaba agonizar y ahogar lentamente durante días, a menos que se retractara de su fe.

Una de las prácticas más dolorosas, psicológica y emotivamente, infligidas a los cristianos para inducirles a abjurar fue en todo caso la del fumie, práctica que tuvo su comienzo en 1629 y que se generalizó más tarde por medio de la creación del Oficio de la inquisición religiosa en 1640, año en el que se insertó en los ritos de la celebración del comienzo del año en toda la isla de Kyushu.

A fin de erradicar el peligro representado por el cristianimo, el shogunato (el poder político y militar del país), además de la institución de la práctica de la "vigilancia recíproca" llamada gonin gumi (o "asociaciones de cinco familias", según la cual si en una de las cinco familias designadas se escondía un cristiano, se castigaba a toda la asociación), encargó al clero budista de la vigilancia" (sistema del certificado del templo o terauke seido, dado tras asistir a un curso).

14 julio 1853 llegada a Uraga de Matthew Perry; 29 de julio de 1858 Tratado de amistad y comercio abre a USA 4 puertos. Iglesia para evitar disputas confió derechos exclusivos para la conversión del Japón y Corea a la Société des Missions Étrangères de París, 1859 se admitió la entrada de dos sacerdotes, Viernes Santo 17 de marzo de 1865 Peitjean abordado en Oura por un grupo de personas que le pregunta si era el sucesor de los beteren (padres), Petitjean estima 10.000 inicialmente, luego se vio que eran 50.000 y que solo la mitad optó por volver a unirse a la Iglesia católica.

Nota 20 H. CIESLIK, "The Case of Christovao Ferreira", Monumenta Nipponica 29 (1974) 1, 1-54.

[Seguramente lo más discutible del libro, digo yo (Santiago Mata) es que todo lo que se pidiera fuera una abjuración formal, no interior, y que se le ofreciera la posibilidad de salvar la vida de los japoneses abjurando el sacerdote; y aún más que los japoneses abjuraran pero eso no importara y se les siguiera torturando porque lo único importante fuera lograr la abjuración (y meramente formal) del sacerdote]

Durante todo el período de encarcelamiento se informa al padre Rodrigues en distintas ocasiones de que todo lo que se le pide es una apostasía pro forma, un simple gesto exterior: si se decide a poner el pie sobre la imagen sagrada y a repudiar a su Dios, no solo salvará su vida, sino también la de todos los otros cristianos japoneses que por el momento están siendo torturados.

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 33). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

[Ferreira] intenta convencer al padre Rodrigues de que el cristianismo nunca echará raíces en la «ciénaga» del Japón. Rebelarse contra las autoridades, continúa el padre Ferreira, es un ejercicio completamente inútil e ilusorio, y por eso anima al padre Rodrigues a abjurar, aunque solo sea para salvar las vidas de los cristianos cuyos gemidos de dolor suben de la fosa en la que han sido colgados cabeza abajo, gemidos y lamentos que día y noche llegan a los oídos del padre Rodrigues, recordándole continuamente el precio que debe pagar para permanecer fiel a su misión. Los sentimientos que parecen apoderarse del padre Rodrigues oscilan continuamente desde la desesperación al constatar el «silencio de Dios», que permite sufrir a sus criaturas de una manera tan horrible, a la determinación de continuar adherido a todo lo que su fe le manda

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 33-34). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

El momento de la verdad llega cuando sacan al padre Rodrigues de la prisión y le ponen un fumie ante los pies. Y mientras él, titubeante, duda sobre lo que debe hacer, oye la voz del Cristo de bronce que le anima a pisotearle: «¡Písame! ¡Písame! Yo sé mejor que nadie el dolor que experimenta tu pie. ¡Písame! ¡Yo he venido al mundo para que vosotros me piséis, he cargado con la cruz para compartir vuestro dolor».21[647] Cuando el misionero pone el pie sobre el fumie, prorrumpe el alba y se oye en la lejanía el canto de un gallo.22 Después de su apostasía, y tal como le habían prometido, las autoridades liberan al padre Rodrigues asignándole una casa, un nuevo empleo, un nombre nuevo, y ponen a su disposición una mujer japonesa,

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 34). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

Del Diario de un oficial de la residencia cristiana, puesto como apéndice de la novela, se desprende que una gran cantidad de su tiempo la dedica ahora el padre Rodrigues a la redacción de un texto que le ha ordenado Totominokami concerniente a la retractación de su religión. Del Diario se deduce asimismo que el padre, que ahora ha recibido el nombre de Okada San’emon, no solo no habla ya «sobre» y «con» Dios,

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 35). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

En 1992 Endo revela que la editorial le impuso el título, que originalmente era "Olor de sitios soleados":

"Dado que le he puesto a la novela el título de Silencio, los lectores y los críticos japoneses han tenido la errónea impresión de que estaba escribiendo sobre el silencio de Dios. Y aunque escribí que no, que Dios habla, hay todavía muchas personas que leen la novela como si se tratara del silencio de Dios. En consecuencia, infravaloran la parte de la novela en que Dios habla, la parte que es para mí más significativa []. Lo que a fin de cuentas quise escribir fue que del silencio surge una voz [], que a través del silencio emerge una voz". NOTA 25 C. VAN GESSEL, "Silence in the Opposite Shores", n. 9, 37-38.

Había oído a los de Tomogi que muchos cristianos, al ser arrastrados al lugar de la ejecución, entonaban este canto. Era una melodía impregnada de cadencias oscuras y tristes. El mundo es para estos japoneses puro valle de lágrimas. Y porque es valle de lágrimas, estos campesinos han venido viviendo con el corazón puesto en el “templo del paraíso”. Tiene uno la impresión de que en ese canto han concentrado ellos toda su tristeza. ¿Qué querré yo decir con esto? Ni yo mismo lo sé con certeza. Solo que hoy mismo, cuando Ichizo y Mokichi gemían, sufrían y morían para dar gloria a Dios, el mar estaba oscuro y mordisqueaba la arena de la playa con un rumor monótono, y yo no he podido aguantar todo eso. Detrás de la calma siniestra de este mar, ese silencio de Dios, esa sensación de que Dios sigue cruzado de brazos ante los gemidos de los hombres, de que sigue en silencio…».32

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 41). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

La profunda aversión experimentada por el padre Rodrigues a causa de aquella voz interior está de todos modos más que justificada: el pensamiento de abandonar la confianza en Dios, que le había apoyado constantemente en sus vicisitudes y en sus opciones de fe, permanece bien oculto bajo las cenizas del inconsciente y, por lo menos en público, el protagonista continúa exhibiendo aún la fachada de seguridad espiritual que, después del arresto, le lleva a administrar el sacramento de la penitencia y a exhortar con palabras llenas de esperanza a sus compañeros de celda: «El Señor no nos va a dejar siempre solos. Él no hace eso. Habrá unas manos que laven nuestras heridas, que limpien nuestra sangre. El Señor no puede quedar siempre en silencio».37 Sin embargo, esta lucha interior del misionero para hacer desaparecer y acallar todos

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 43). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

En efecto, el razonamiento aducido por el padre Ferreira –que la semilla del cristianismo no puede echar raíces en la ciénaga del Japón, y que el Dios en el que creen los japoneses no tiene nada que ver con el Dios cristiano–39 ha sido introducido

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 45). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

precisamente en el momento en que el padre Rodrigues parece admitir y reconocer por primera vez el significado de las palabras pronunciadas por la voz que le habla desde las honduras de su corazón. La lógica de la argumentación del padre Ferreira se encuentra así ahora en un acuerdo perfecto con la situación existencial y espiritual del padre Rodrigues: «Si yo apostaté, ¿se lo digo? Óigalo bien claro. Apostaté porque después del tormento me trajeron aquí y escuché los gemidos de esa pobre gente y Dios no hizo nada por ellos. Le recé a Dios como un desesperado, pero Dios no hizo nada por ellos. –Cállese de una vez. –Sí, usted rece, rece Esos cristianos saborean ahora una agonía insoportable que personas como usted ni siquiera sospechan. Desde ayer. Todo este rato. Ahora, en este mismo momento. ¿Por qué van a tener ellos que sufrir así? Y sin embargo, usted no hace nada por ellos, ¿no es así? El padre sacudía la cabeza como enloquecido,

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 45). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

enloquecido, tapándose los oídos con los dedos. Pero sin darle un respiro esos oídos le seguían filtrando la voz de Ferreira, el estertor de los cristianos…» «¡Dejadme! ¡Dejadme! Señor, ahora es el momento de romper tu silencio. Ya no puedes seguir callado. Demuestra que eres justo, que eres bueno, el mismo amor personificado; tienes que decir algo, algo que haga ver a los hombres de este mundo que existes, sin asomo de duda».40 Pero Dios, a pesar de las muchas invocaciones del misionero, no rompe su silencio ni despliega ningún poder trascendente ni hace ningún milagro que pueda hacer creer de nuevo y desmentir a los que le denigran. Será solo en las páginas finales de la novela, al reflexionar sobre su abjuración, y antes de que comience la crónica narrada en el Apéndice, cuando el padre Rodrigues se dirija a Cristo afirmando: «Señor, me dolía

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 45-46). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

Esta voz aparece en "Apéndice, cuando el padre Rodrigues se dirija a Cristo afirmando: "Señor, me dolía que estuvieras siempre en silencio...", y una voz le responderá: "No estaba en silencio. Estaba sufriendo contigo", llevando así al misionero a admitir por fin que "Nuestro Señor no se ha quedado en silencio. Aun suponiendo que él hubiera callado, toda mi vida hasta hoy estaría hablando de él". NOTA 41, p. 713-715.

NOTA 42 S. ENDO, "Anguish of an Alien", The Japanese Christian Quarterly 40 (1974) 4, 181. "Para mí, el aspecto más significativo de la novela es el cambio de la imagen de Cristo que tiene lugar en el héroe". Endo prosigue: "El héroe, un extranjero, creía en un Jesús de majestad y de poder, un Jesús compuesto, gobernado incluso por el orden. Esta es la imagen pensada por los artistas occidentales. El héroe de la novela ha llevado esta imagen consigo al Japón, y de ese vigoroso rostro de Cristo ha tomado el coraje de evangelizar. Después de haber padecido muchas pruebas y frustraciones, por fin es arrestado y conducido ante el fumie. Permaneciendo de pie frente al mismo ve una imagen de Cristo que no había nunca antes de ahora, una imagen modelada por manos japonesas. No era el compuesto y europeo, sino el rostro demacrado de un Cristo que sufre como sufrimos nosotros".

"La imagen del Cristo esculpido sobre el fumie era una imagen materna, una mujer que intenta sufrir con su propio hijo y compartir su dolor. No es la imagen paterna detectable en una gran parte del arte occidental, el rostro de Cristo resplandeciente de majestad y que luce una expresión símbolo del orden y de la disciplina []. He querido que esta transformación se convirtiera en el tema de Silencio []. He comenzado a darme cuenta de que la distancia entre el cristianismo y yo se debía al exagerado énfasis europeo puesto en el aspecto paterno de la religión. A nosotros, los japoneses, el cristianismo nos parece distante, porque el otro aspecto, el de la religión materna, ha sido exageradamente omitido desde los tiempos de los primeros misioneros cristianos hasta hoy". Anguish, p. 181.

"La mentalidad religiosa de los japoneses es -tal como era en el tiempo en que la gente aceptó el budismo- sensible a quien "sufre con nosotros" y a quien "tiene en cuenta nuestra debilidad", pero su mentalidad tiene poca tolerancia para cualquier clase de ser trascendente que juzga con dureza a los humanos y luego los castiga. En resumen, los japoneses tienen tendencia a buscar en sus dioses y budas una madre acogedora antes que un padre severo. Con este hecho siempre en mente traté no tanto de describir demasiado a Dios en la imagen paterna a que tiende a caracterizarlo el cristianismo, sino más bien describir el aspecto maternal acogedor de Dios revelado a nosotros en la personalidad de Jesús". Nota 54. S ENDO, "A Preface to the America Edition", en A Life of Jesus, Paulist Press, Nueva York, 1978, 1.

[Parece que acusa a los misioneros de pelagianismo en este texto en que el magistrado Inoue relata al padre Rodrigues lo que le había dicho otro misionero sobre el problema de la debilidad humana]

"Se lo pregunté a otro que era tan padre como usted: '¿Qué diferencia hay entre la misericordia de Buda y la misericordia de Deus? La criatura nada puede contra su propia debilidad y se abandona a la misericordia de Buda. En ese abandono está la salvación. Eso es lo que en este país predica'. Y entonces el padre me contestó con toda la claridad: 'Pues sí, la salvación no se gana con solo abandonarse a Dios; el creyente además tiene que ser fuerte de espíritu'. Ahora que lo pienso, veo que en esta ciénaga del Japón, usted, sin sentirlo, ha terminado deformando el cristianismo...". 57 S. ENDO, Silencio, p. 700-701. En la novela The Golden Country, en cambio, en la que Inoue mantiene esta conversación con el padre Ferreira, la respuesta del misionero referida por el magistrado es todavía más enfática: "La compasión del Dios cristiano es diferente... La salvación cristiana no significa simplemente confiarse a la compasión de Dios. Una persona debe luchar hasta el fin, hasta el límite de sus poderes, de suerte que la fuerza de su espíritu y la compasión de Dios se fundan en uno. Esto es lo que los cristianos consideran como salvación". (Turtle, Tokio, 1970, 126).

[Aquí lo del dilema que me parece falso de salvar a otros]

Había venido a morir por los hombres y en realidad eran los cristianos japoneses los que estaban muriendo uno tras otro por él. ¿Qué hacer? No lo sabía. En la conducta humana no cabía una distinción tan clara como en los textos de moral: esto es virtud, esto es pecado, esto es bueno, esto es malo. Si Garupe decía que no, con un gesto de cabeza, aquellos tres cristianos serían precipitados al fondo de la bahía, como se tira un pedrusco. Si cedía a la tentación, su propia vida quedaba deshecha. ¿Qué sería lo mejor? El padre no lo sabía».66 El dilema que Endo pretende plantear con esta escena es, por consiguiente, doble: por una parte, quiere poner de manifiesto un «martirio al contrario», en el que son los japoneses los que mueren en lugar de los padres misioneros y no al revés; asistimos a un conflicto completamente

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 59). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

interior del misionero, que no consiste ya en seguir siendo coherente con la propia fe o pagar la propia fidelidad al evangelio con el martirio (algo que el padre Garupe y el padre Rodrigues estaban ya preparados para hacer desde hacía tiempo, sino más bien permanecer firmes en la fe (condenando a la muerte también a creyentes japoneses) o bien apostatar (salvando así a unos creyentes que –y este es un elemento ulterior que añade densidad al drama– ya no lo eran, dado que ya habían apostatado a su vez). El mismo dilema vuelve a plantearse después en el diálogo que el apóstata padre Ferreira mantendrá con el padre Rodrigues, encerrado ahora en una cárcel. Este último, después de una noche insomne a causa de lo que creía ser los ronquidos de una persona al otro lado de la pared,

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 59-60). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

es informado por el padre Ferreira (que acaba de entrar en su celda para visitarle) de que el ruido que oye son el lamento y los estertores de los cristianos colgados en la fosa. El padre Ferreira le recuerda a su hermano de orden haber tenido años atrás la misma experiencia: «La noche que me trajeron aquí, había cinco hombres colgando de la fosa. Cinco gemidos que se trenzaban en el viento y llegaban a mis oídos. El oficial me dijo: “Si usted apostata, los retiramos inmediatamente de la fosa, les quitamos las ataduras y les aplicamos medicamentos”. Yo le respondí: “¿Por qué no apostatan ellos?”. Me explicó riendo: “¿Apostatar? Han dicho que apostatan cientos de veces, pero mientras no apostate usted no se puede hacer nada por esos campesinos”».67[636]

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 60). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

La dramática elección que corresponde al padre Rodrigues se la expone ahora fríamente su mismo hermano de religión: «Si usted dice una palabra: “apostato”, a esos hombres los retiran de la fosa, se termina su agonía. Sin embargo, no apostata. Es que tiene miedo, miedo a traicionar a la Iglesia por ayudarles a ellos, miedo a ser la deshonra de la Iglesia lo mismo que yo…». «A mí me pasaba lo mismo», prosigue el padre Ferreira. «Aquella noche negra y fría me pasaba lo mismo que a usted ahora. Pero ¿es eso practicar el amor? El sacerdote dice que quiere vivir imitando a Cristo. Pues si Cristo estuviera aquí… […] apostataría por amor a ellos».68[640-641] Y mientras el intérprete pone el fumie en tierra a fin de que el padre Rodrigues lo pisotee, recordándole que pisotear el fumie era solo una cuestión de pura formalidad, un gesto exterior que no mellara

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (pp. 60-61). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

lo más mínimo el carácter genuino de su fe el padre Ferreira se dirige al misionero con estas últimas palabras: «Vas a dar la mayor prueba de amor que nadie haya dado jamás Los jerarcas de la Iglesia te condenarán. Lo mismo que me han condenado a mí, a ti también te perseguirán. Pero hay cosas mayores que la Iglesia, mayores que la misión, lo que tú vas a hacer ahora».69 Ibíd., 644. Sobre el tema de la apostasía, veáse D. WASHBURN, «Is Abjec tion a Virtue?: Silence and the Trauma of Apostasy», en M. W. DENNIS – D. J. N. MIDDLETON, Approaching Silence, op. cit., 205-221.

Tosolini, Tiziano. Buscar a Dios en el silencio. La persecución de los misioneros en Japón. De Shusaku Endo a Martin Scorsese (Spanish Edition) (p. 61). Ediciones Dehonianas España. Edición de Kindle.

"En Silencio", ha afirmado Endo, "he intentado representar no tanto el silencio de Dios, como el modo en el que Dios habla a través del hombre... He querido mostrar que Dios, que solo superficialmente aparece como desinteresado del sufrimiento y de la miseria humana, de hecho habla a través de un médium que va más allá de las palabras". NOTA 72 M.B. WILLIAMS, Endo Shusaku, op. cit. 128

Jean Higgins: "el joven misionero que llega a Japón con un celo agresivo, llevando en su corazón y en su mente la imagen de un Dios trascendente, poderoso y autoritario. La imagen de Cristo que tiene constantemente presente ante sus ojos es la del Cristo resucitado, sereno en la conquista; un Cristo glorioso, cuyo ejemplo incita a sus seguidores al heroísmo, a la fidelidad hasta la muerte, e incluso al martirio", sería el Rodrigues del Oeste, el del Este ve en el fumie "un Dios kenótiko... un Dios débil e impotente que muestra su comprensión con los débiles, que se compadece de los traidores, que conoce bien el dolor del pie del apóstata que pisotea su rostro". NOTA 73 J. HIGGINS, "The Inner Agon of Endo Shusaku": Cross Currents (1984-1985) 34, 421. Sobre la transformación acontecida en el padre Rodrigues véase también H. SANO, "The transformation of Father Rodrigues in Shukako Endo's Silence": Christianity and Literature 48 (1999) 2, 165-175.

NOTA 76 Se calcula que "en treinta años de cristianismo en Japón, había más de 300.000 cristianos sobre un total de 20 millones de habitantes" (M. HOFFMANN, In the Land of the Kami. A Journey into the Hearts of Japan, Virtualbookworm, Texas, 2016, 128).

"Su propuesta final, que tiene en cuenta, ciertamente, el nuevo rostro de Cristo, ¿no conduce, sin embargo, inexorablemente, a continuación a reducir el cristianismo a una simple variante o manifestación cultural? [] O ¿no es acaso el "evangelio" algo que "se resiste" a toda perfecta y total inculturación para mantener siempre el espacio mediante el que ejercer su función crítica y profética sobre los acontecimientos históricos?"

"En todo caso, y a pesar del riesgo de haber equiparado el mensaje a la cultura"... la novela es buena.