Promulgación

De martyres
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Gran Campaña de Promulgación (volver a Japón).

Sigo el artículo de Hardacre, Helen: "Creating State Shinto: The Great Promulgation Campaign and the New Religions", en The Journal of Japanese Studies, Vol. 12, No. 1 (Winter, 1986), pp. 29-63, disponible en: https://doi.org/10.2307/132446 [consultado el 17 de abril de 2022]

Fukuzawa Yukichi, uno de los pensadores más influyentes de la Era Meiji (1868-1912) escribía en Un esquema de la civilización (1875) que:

Algunos afirman que nuestro país está sostenido por las doctrinas [shûshi] del Camino de Budas y Kami, pero el Shintô aún no ha establecido un cuerpo doctrinal. Mientras que algunos identifican el "restauracionismo" [fukko] con el Shintô, el Shintô ha sido siempre una marioneta del budismo, y durante cientos de años, no ha sabido mostrar sus verdaderos colores. Se oye ocasionalmente el nombre de Shintô en estos días, pero es solo un movimiento insignificante que trata de avanzar sacando provecho de la casa imperial en un tiempo de cambio político. En mi opinión, es solo un asunto fortuito no debe reconocerse como si tuviera una doctrina establecida.

Es la misma realidad que muestra Kuroda Toshio en "Shinto en la historia de la religión japonesa": Hasta la era Meiji, el Shintô dependía del budismo en sus doctrinas e instituciones, e incluso el significado de la palabra Shintô no estaba claro.

(30) Entre 1870 y 1884 el Estado se propuso crear una religión de estado, que al principio no se identificaba con el Shintô, mediante la Gran Campaña de Promulgación (taikyô senpu undô), en la que inicialmente estuvo también implicado el clero budista, además de la administración y sacerdotes de Shintô, entre ellos los fundadores de grupos que se contaban entre las 13 sectas del Shintô. Ayudaron a crear una percepción popular del Shintô como religión independiente, y para legitimarse a sí mismos a ojos del Estado. Se crearon incluso nuevas religiones como el Kurozumikyô y el Konkôkyô (en Okayama).

(31) En 1971 Umeda Toshihiko (Nihon shûkyô seido shi, 3 volúmenes: vol. 3, p. 38) estimaba que en tiempos de la Restauración había en Japón 74.642 santuarios y 87.558 templos. Los santuarios solían estar controlados por el clero budista, veneraban a dioses locales y muy pocos antes de la era Meiji se llamaban jinja, término hoy usado para los santuarios sintoístas.

Esta relación entre los cultos de budas y kami se expresaba doctrinalmente afirmando que los kami eran los protectores y apariencias fenoménicas (suijaku) de divinidades budistas, estrictamente seres indiferenciados de su forma original (honji, de ahí que se llama teoría honji suijaku). Los kami eran así seres con menos poderes espirituales que los budas.

(32) Esta mezcla de budismo y sinto dominaba incluso en santuarios como Suwa, Iwashimizu Hachiman o Nagoya Tôshôgû, las excepciones eran los grandes santuarios de Ise e Izumo, y los santuarios del dominio Mito tras el gobierno de Tokugawa Mitsukuni (1628-1700). Pero incluso en Ise se ignoraba la existente prohibición de cultos budistas. En 1868 había casi 300 templos en Ise y era habitual recitar sutras budistas ante los altares de los kami, por la teoría de que estos necesitaban los ritos budistas para lograr la salvación. Muchos sacerdotes budistas peregrinaban a Ise y hacía allí penitencias. Existía la idea de la "unidad de los tres credos".

Los gestores budistas de las escuelas reconocían las diferencias entre budas y kami, aunque tendrían dudas sobre dónde clasificar a algunas deidades, pero eso no diferenciaba a budismo y el sinto como dos caminos distintos y mucho menos dos religiones distintas: la palabra religión [shûkyô] no se usaba en lenguaje común antes de los Meiji. Pocos aparte de los sacerdotes de los santuarios o de los círculos de Kokugaku distinguían el culto de los kami como una entidad autónomo (sinto) que existiera aparte de la entidad llamada budismo.

(33)