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El Yunque en España

 


"Dichosos los que creen sin haber visto" (Jn 20,29)

 


¿Qué tiene que ver Telecinco con el Yunque? La Parábola De Buena Ley. Comparto con ustedes tres ideas (al final serán cuatro) que me vinieron al ver a una persona conocida actuando en el programa De Buena Ley de esa cadena.

¿Qué motivos pueden tener las personas para engañar a otras? Porque de eso fui consciente al ver a esa persona conocida: de que todo en Telecinco es un engaño, y eso tiene en común con el Yunque. Un programa que supuestamente presenta casos reales de conflictos judiciales es en realidad una ficción en la que a la persona que finge ser un empresario con problemas con una empleada, le pagan 350 euros por actuar (en realidad está en paro y le ficharon en una empresa de trabajo temporal para el programa). Es como los que colaboran con el Yunque porque algo reciben: los SGP o incluso PRM que señalo en Twitter.

El público que actúa en el programa, al que quizá paguen un bocadillo y poco más, es como los que aplauden al Yunque porque les gusta lo que hace -gente de mentalidad "conservadora", aunque no vean mayor beneficio (los OCS de Twitter). El público televisivo es la gente común que no tiene ni que saber que existe el Yunque, como el público de Telecinco no sabe que todo lo que ve es inventado. ¿Y qué me dicen de los periodistas? En este caso Alfonso Merlos y Federico Quevedo (quien por cierto ha tenido la valentía de criticar al Yunque) defendían a la falsa empresaria y la falsa empleada. Estos están ahí solo para dar apariencia de veracidad a la tomadura de pelo, y recibir a cambio dinero. En el caso del Yunque, estos SGP son los que prostituyen su profesión dando aire de veracidad al engaño (ojo que esto es una parábola y no sabría decir si quienes hacen el juego a Telecinco merecen calificación semejante a la que de seguro merecen los colaboradores conscientes del Yunque).

Segunda idea: ¿a qué compararíamos a esos yunqueros que "lo dan todo"? La comparación con la persona que recibe 350 euros por fingir en un programa de Telecinco se queda corta. Estos -los PRM de Twitter- dan más y, desde luego, esperan recibir más. Siempre he pensado que para entenderlos lo mejor es comparar el Yunque con el anillo del Señor de los idem. Alguna vez en la vida, por causas extraordinarias, se puede hacer una reserva mental muy semejante a la mentira y que sirve para confundir -muy parecido a engañar- al injusto agresor. Es lo que hizo Frodo en la Torre donde le hirieron los "malos". Pero el anillo crea dependencia y se le coge el gustillo a eso de ser invisible y poder fisgar e influir en la gente. La mentira, como el poder (que se le debe parecer mucho) tiene su erótica. Y quien la usa por sistema pasa de ser Smeagol a Gollum y su único fin en la vida es disfrutar del poder del anillo, abusando en consecuencia de los demás. Y tan cierto es que mentir hace daño y por eso es injustificable, que al final Frodo cae en la tentación y en vez de tirar el anillo se lo pone, aunque Tolkien, al estilo de la mitología antigua donde los dioses son tan golfos como los hombres, redime a la humanidad gracias a que la codicia lleva a Gollum a lanzarse a por el anillo, arrancando el dedo a Frodo (perdonen si les piso el final: es para mostrar la diferencia que veo entre el Yunque y el cristianismo, que no acepta la mentira, la ambición, el pecado en suma, como supuesta forma de combatir otros pecados).

Tercera idea: ¿A quién compararemos a los que deberían combatir al Yunque y no lo hacen? Estos tampoco están representados en la parábola de De Buena Ley. Me recuerdan a lo que dijo Andreotti (según dicen) cuando le pregutaron qué pasaje del Evangelio prefería: El del trigo y la cizaña. Lo ideal para un político corrupto -y no digo que lo fuera Andreotti pero sí había muchos por lo visto en la DC, a la que según decían había que votar con una pinza en la nariz- es que los cristianos no ejerzan la corrección fraterna. Si alguien competente se viera tentado de invocar la parábola del trigo y la cizaña -cuando en mi opinión debería comtemplar la de De Buena Ley-, máxime si fuera un obispo, le rogaría que se fijara en el precedente de la España de la posguerra, donde el Estado invocaba la supuesta catolicidad de la Falange para impedir a la Iglesia actuar en muchos campos sociales y políticos. Cierto que el Yunque en España no tiene poder político, pero ojo con agarrarse al clavo ardiendo de su supuesta eficacia: que ya apenas quedan organizaciones católicas a las que no vayan infectando con ese reclamo, aparte de por su sobreabundancia de dinero mexicano.

Para los que combaten al Yunque, un lema: "Dichosos los que creen sin haber visto" (Jn 20,29).

Santiago Mata, 3 de julio de 2014, fiesta de Santo Tomás Apóstol