Riesco

De Garabandal
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Pascual Riesco Chueca. Toponimia. Historia. Bibliografía. Apariciones.

"Testimonios toponímicos del léxico arcaico de las provincias leonesas", Anuario 2011. Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, Diputación de Zamora, 314 páginas, Zamora, 2014; páginas 135-216.

Incluye Garabandal entre los topónimos relacionados con la voz cádavo (p. 179), que designa la leña quemada, y que siguiendo a Hubschmid, considera derivado de "un término posiblemente preindoeuropeo *kataba o *katava, desarrollo de una raíz *kat- que tiene numerosos derivados fitonímicos" (p. 183, Anuario 2011, pp. 135-216). Riesco establece una distinción entre palabras que proceden de la raíz carba, que designa al roble, y las procedentes de raíces como cádab- y gárab-, relativas a la leña:

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Cádavo: voz de gran vigencia en el área gallego-portuguesa y asturiana, expo-nente destacado en la antigua economía rural (el aprovechamiento como combus-tible, en hogares y herrerías, de las raíces y cepos del monte bajo, especialmente en brezales y tojales, tras las quemas periódicas a que éstos se veían sometidos), su presencia en el occidente de las provincias leonesas es testimonial. En asturiano se define (dbabl) cádava ‘tronco de árgoma o de tojo que, chamuscado donde ha habido una quema, queda en pie y sirve de leña’, con variantes cálava y calva (Sobrescobio), cávadu (Sisterna). Una adaptación al fuego de estas especies limita la parte carbonizada por los incendios ocasionales a las capas exteriores, con lo que queda intacto el gran poder calorífico del núcleo de raíz y tronco, compues-to por material leñoso de crecimiento lento. En gallego se registran definiciones como ‘tronco de tojo chamuscado que queda en pie después de haberse quemado el monte’249, y ‘tronco chamuscado que queda en el terreno donde se ha hecho una quema’ (degc)250. Cerca de Pontevedra, Sarmiento recoge la voz sinónima

249 Carré Alvarellos, Leandro: Diccionario galego-castelán, 3ª Edizón, Roel, La Coruña, 1951.250 Sobre su rica toponimia en Galicia, véase Cabeza Quiles (1992: 145) y Navaza (2006: 123).

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cavecos251, que Coromines propone derivar de *cadabecos, entre otras opciones (dcech s.v. cada). Quizás sea una reliquia procedente de *cadavaco el término re-gistrado en Boya (ZA), cavaco ‘cepa de brezo de pequeño tamaño’252. En Portugal es de uso frecuente cadava ‘conjunto dos troncos do mato, que ficam de pé depois das queimadas e ainda servem para lenha’ (Figueiredo); es voz aproximadamente sinónima de torga, en leonés tuérgano. Con metátesis, se registra en la Serra da Estrela cávedas ‘raíces y troncos calcinados de diversos matorrales que quedan en el monte tras el fuego’253. Tal metátesis254 era tanto más esperable cuanto que los cádavos «se cavaban”, es decir, se extraían del suelo picando la tierra de alrededor de cepo y raíz. Igualmente en Asturias, donde consta el topn. mayor Cadavedo. Sorprende el hecho de que, a pesar de la frecuencia de este tema en Galicia y en Asturias, así como en el vecino Portugal (topns. Cadaval, Cadavais, Cadavosa, -a: doe 306), cádavo sea voz ausente de todas las recopilaciones lexicográficas del leonés (no figura en lla), desplazado actualmente por cepa. Consta cádavo ‘tron-co quemado’ en un rincón gallego-parlante (Las Médulas)255. Pero la toponimia re-vela una presencia vigorosa en la parte norte y occidental de la provincia de León: un topn. menor Cadaval en Murias de Ponjos (LE), en Las Omañas256; El Cadabal, en La Baña, Losadilla y Santa Eulalia (LE), en la comarca de la Cabrera, pegando al límite provincial con la provincia de Zamora; El Cadabal era una de las hojas de Turienzo de los Caballeros, en Maragatería (spc 319); más al norte, se repite El Cadaval (Aralla257; Casares de Arbás; Tonín de Arbás), Los Cadavales (Tejerina); ello muestra la antigua vigencia de cádavo en área leonesa. No sorprende encon-trar testimonios zamoranos: El Cadaval (San Ciprián de Sanabria)258, o Cadavais en Villanueva de la Sierra, en la franja gallego-parlante al occidente de Sanabria; ya en área de habla leonesa, Carabales (Pedralba de la Pradería ZA), comparable a El Carabal (Lodares LE).259 Los topns. del tipo El Cabadal (Anta de Rioconejos ZA), Cabadal (Villalverde ZA) proceden seguramente de una forma con metátesis

251 Sarmiento (1986: 70).252 furm 2006, recopilador Florentino Gil Romero. Interpretable también como mero deverbal de cavar. Cf. un topn. Urrieta de Cavacas (Folgoso de la Carballeda ZA).253 Leite de Vasconcelos, José: De terra em terra: excursões arqueológico-etnográficas através de Portugal (norte, centro, e sul), Imprensa nacional, 1927; p. 209.254 Muy común para los derivados de cádavo: el actual río Cávado en el N de Portugal se documenta Catavo (915), Cadabo (965) (doe 379). Cf., más adelante, los topns. zamoranos El Cavadal.255 Bello Garnelo (2010: 54).256 Consta también un topn. menor El Cadaval en el Valle Gordo (LE). Rubio Álvarez, Fernando: Toponimia menor del Valle Gordo (León), Revista de dialectología y tradiciones populares, 20, 1964; p. 83.257 Pérez Gago (1997: 507).258 Es un monte de uces. García López, David; Boyano Andrés, Ricardo: Toponimia menor del noroeste de la provincia de Zamora: 2. San Ciprián de Senabria (con notas del habla charra), Lletres Asturianes, 73, 2000; pp. 23-39.259 En tales casos es preciso sopesar si no se trata más bien de derivados de carba ‘matorral de roble’ con anaptixis. Inequí-vocamente apunta a esta familia un topn. como Carabizal (S. Cristóbal de Entreviñas ZA)

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  • cávada comparable al portg. dialectal cáveda, pero es preciso descartar antes una posible derivación de cavar. En todo caso, el sufijo -al suele asociarse al mundo vegetal; en Galicia no escasean los topns. Cavadoso, evidentes desarrollos a partir de cávado. Por el lado portg. los descendientes topns. de cádavo llegan a la misma frontera salmantina: así Cadavado en Bruçó, frente a Aldeadávila (SA). De hecho, tal vez el topn. menor El Cardaval, en La Bouza (SA), junto a la frontera portuguesa, exprese la misma raíz. También en las Arribes del Duero, un topn. Las Escádabas (Pinilla de Fermo-selle ZA) parece remitir a esta base. La presencia del prefijo es–, de carácter de-verbal, puede considerarse comparable a otros ejemplos: escardencha ‘cardencha, Dipsacus fullonum’, escambrón ‘cambrón’, escepa ‘arbusto ramoso para quemar’ (lla s.v. escepa), escodojo ‘codeso’ (Villacidayo LE)260, salmantino espiorno ‘piorno’261. En tales casos, se sugiere una acción extractiva. Dado que los cádavos, parcialmente carbonizados, se arrancaban del suelo para usar como leña, el refuer-zo expresivo parece semánticamente motivado. Cf. también topns. Escadavada en el área gallego-parlante de Zamora, en Porto (ZA) y probablemente Escalivadas en una abrupta ladera del río Sil en Pumares (Carballeda de Valdeorras OR)262, así como Las Calabadas (= Scalabadas) en Sendin (Miranda do Douro PT), quizás Escarabada (Entrimo OR; otros ejemplos en Asturias), A Escanabada (Xustás LU) y La Escarabá (Argusino ZA), Las Escarabás (Salce ZA)263. En la provincia de León, topns. A Escadavada (Peñarrubia y Carucedo)264 y Cerro de la Esca-dabada (Corullón; también en Asturias y Portugal, cmrp 193), donde el prefijo ex- evoca aquí la extracción sistemática o continuada de cádavos, tal vez para convertir en prado una antigua tierra de monte bajo, o por simple aprovechamiento como combustible. Probablemente tengan el mismo origen, partiendo del dialectal cáveda ‘cádavo’, antes mencionado, los topns. Escaveda[s] (Vilarinho dos Frei-res, Peso da Régua, Sabrosa PT). Una voz de la comarca de Vitigudino (SA) es escañabón ‘tallo leñoso de la retama, la hiniesta, el codeso’265; escañabones ‘conjunto de raíces, tronco y ramaje de la retama, que emplean para combustible’; escayabones ‘raíces de escoba’, en Monleras266; escayabón ‘tronco o cepa de la escoba, usado para la

260 Millán Urdiales (1966: 281).261 Lamano (1915: 449).262 Navaza (2006: 126).263 Un topn. Escalavrada (Vilarinho, conc. Bragança PT) puede ser del mismo origen.264 Bello Garnelo (2010: 54).265 Sánchez León (1995: 107).266 Lamano (1915: 436). Solano Antoñanzas (1989: 200). La alternancia ñ / y es común en el área salmantina: veyuda y veñuda ‘viuda’; sabañón y avayón (Lamano, 1915: 175)

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lumbre’, recogido en Cabeza del Caballo, Zarza de Pumareda y otros pueblos cercanos267. Parece verosímil que se trate de un descendiente de esta base: se habrá de partir de un primitivo *escadavón > *escaavón, en el que se ha intercalado una /y/ antihiática; no es descartable el cruce con voces de sentido similar268. También puede ser del mismo origen el sayagués y salmantino escarabajas ‘leña menuda que se emplea para encender la lumbre’269, y una variante, probablemente resultado de un cruce entre las anteriores, escarabañones, documentada en Salamanca por Lamano y Gatta y Galache270. Del mismo origen habrá de ser carabiñones ‘raíces de las escobas, que proporcionaban un fuego más duradero e intenso que las ra-mas’, voz usada en el entorno del río Uces salmantino271.En cuanto a la etimología, García Arias muestra la presencia toponímica del tema en Asturias (El Cadaval, El Caval, Cadaveu, El Cadavíu; quizás Caraveo), inclinándose por considerarlo procedente de la misma base que da lugar a carba y sus desarrollos carballo, carbizo, nombres aplicados al roble, a su matorral y a su hoja. Por anaptixis, carba habría producido *cáraba > cádava272. Con ello, deriva cádava del frondoso grupo gallego y asturiano garba, garabato, portugués garavêto273. A su vez, Coromines (dcech s.v. garabato), que no vincula etimológi-camante cádava y garba, considera que garba y garabato proceden de la base pre-rromana carba ‘rama; matorral; rebollo’. Con acepciones cuyo núcleo es ‘rama seca para la lumbre’ constan en gallego términos garabato, garabullo, garamata, muy presentes en la toponimia con abundanciales como Garabás274. En asturiano, esta familia se presenta en dos grupos, semánticamente derivados porque cádavos y gárabos suelen ser extraordinariamente retorcidos; (1) de un lado gárabu, garbu, garabuya (con acepciones que giran en torno a la idea de ‘leña para quemar’) y de otro (2) garabato ‘rastrillo’, garabeño ‘carnero de cuernos muy retorcidos’ (dbabl s.v. garba y garabato). González Rodríguez, al considerar la voz cántabra gárabas ‘palos secos que quedan de los escajales (argomales) tras su incendio’ se inclina

267 Recopilador en La Zarza, José Manuel Martín García<http://www.zarzadepumareda.es> [consulta: 18.07.2012]; varios recopiladores en Cabeza del Caballo, en una página ya inaccesible: <http://usuarios.multimania.es/cabezadelcaballo/localismos.html> [consulta: 7.09.2011]. También consta escayabón ‘tronco gordo de las escobas, Cytisus sp., que servía para hacer cucharas’ en Cabeza de Framontanos (Granzow de la Cerda, Íñigo; Francisco Blanco, Juan y Mata, Elvira: Etnobotánica (El mundo vegetal en la tradición), Diputación de Salamanca, 1993; p. 94).268 Tal vez esté presente escayo ‘planta espinosa’ o escayar ‘descuajar, rozar el monte’, aunque tales voces no tienen hoy día vigencia local; escañar ‘tronchar ramas’, vigente en el Bierzo pero de distribución presumible más extensa, puede haber ejercido influencia adicional.269 Alejo (2005: 192); Lamano (1915: 436).270 Lamano (1915: 436); Fernández de Gatta y Galache, Manuel: Ociosidades, Francisco Nuñez, Salamanca, 1903.271 Hernández Estévez, Consuelo: El río Uces. Su curso, sus afluentes, sus puentes, sus orillas, Gráficas Cervantes, Salamanca, 2000; p. 98.272 García Arias (2000a: 186).273 En Aliste y Sanabria, garabato es un apero usado para cargar y descargar el estiércol del carro (GzTuriel).274 Navaza (2006: 289)

p. 183: Sin embargo, a la vista de la frondosa productividad morfológica de la base cad–, con numerosos representantes de aspecto arcaico, y de sus sentidos general-mente restringidos a raíces y cepas quemadas, parece mejor considerar, siguiendo a Hubschmid, un término posiblemente preindoeuropeo *kataba o *katava, desa-rrollo de una raíz *kat- que tiene numerosos derivados fitonímicos (catalán càdec ‘enebro’ entre ellos)277. Por ello, el grupo cádab- parece etimológicamente inde-pendiente. Incluso podría sospecharse que la evolución es justamente la inversa: cádava > *cáraba, *gáraba. Existe documentación antigua: en Asturias, Cataveto (fechado en 905, aunque el documento es falsificación posterior); el antes citado río Cávado consta Catavo y Cadabo en documentos del s. X; el topn. gallego Sanc-ta Maria de Cadavedo en 1206; en Galicia también Cadavale (1221) y Cadaual (1223). Por otra parte, los topns. del tipo Caraval son más escasos y marginales en el área astur-leonesa: tal vez, una cita antigua a una heredad de «Uilla Frida et de Carauedo» (1144 acl), donde la disimilación puede haber contribuido al cambio; actualmente se tiene Caravedos en Pardavé (LE), en una ladera cercana al Torío; Teso Carravera (Redelga de la Polvorosa ZA); Campo Garabal (La Viliella, Astu-rias). Por el este, la voz tiene alguna presencia en Cantabria (Garabandal, en el río Vendul); garabital ‘lugar poblado de árgomas’ consta como apelativo278. Un potente argumento a favor de la primacía de la base *kat- como generadora del tipo cádavo (y, con menor seguridad, el carácter derivado de las formas Cara-val, Caravedo y el grupo gáraba) es la profusión de desarrollos que parecen osten-tar la misma raíz con distintos sufijos de carácter arcaico (caduerno, cadotsu…). Por otra parte, hay una sostenida diferencia semántica entre los nombres del tipo (1) carba y los de la base (2a) cádab- y (2b) gárab-. El grupo (1) remite invaria-blemente al roble y su aprovechamiento principal, las hojas para el ganado279. El

275 González Rodríguez (1999: 181).276 Iglesias Ovejero (1990: 91). Constan otras propuestas: Otero Álvarez (hegp XVII) sugiere, con poca verosimilitud, un origen en el lat. călămus > cádavo.277 Hubschmid (1960b: 46). Coromines vincula el catalán càdec ‘enebro de la miera’ a una base prerromana, que pasa al latín tardío como catănum, y cuyo origen se presenta, con otra sufijación, en el grupo de cádava (decat s.v. càdec) y quizás en el asturiano cotolla ‘árgoma’.278 Al margen de la discusión sobre la primacía de gárabo o cádavo como raíz etimológica, algún topn. aislado en la Meseta podría proceder de esta base: Cántabos (despoblado en Fuentelmonje SO: Martínez Díez, 1983: 196), Cárdaba (ermita en Pecharromán SG: Martínez Díez, 1983: 403).279 Es excepción a esta regla el asturiano de Sobrescobio carba ‘terreno pendiente poblado de matorral de árgomas, helechos, brezos’ (dbabl s.v. carba), que será variante local de gáraba. Pero en asturiano está mucho más extendido el tipo carvayo ‘roble’; y todas las variantes leonesas de la base carba, carbajo remiten sin excepción al roble (lla).

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grupo (2a, 2b), tengan o no una etimología común a ambos, alude a cepas y partes leñosas de matorrales de montaña, destinadas al fuego en hogares y fraguas. Es im-probable que hayan podido diversificar semánticamente, siendo el origen común y sin incómodas confusiones, los parónimos carba ‘matorral de roble’ y caraba-cáraba ‘leña seca para la lumbre, especialmente de brezo y escoba’ en áreas tan próximas de la provincia de Salamanca. Añádase testimonios léxicos como cádava ‘madroño’ en Valero (SA). Nótese que si cáraba y caraba fuesen, en todos los casos, derivados anaptícticos de carba, no se explicaría la sufijación diferenciada, pues abundan los Caraval, Caraboso, Caravedo en la toponimia, como se muestra abajo, pero escasean Carbal, Carboso y Carbedo de la base carb- ‘roble’280. Final-mente, la acepción ‘retorcido’ que acompaña a algunos derivados de la base (e.g. gallego garabato, garabullo, garamata y asturiano garabu, gárabu, garbu; una familia a la que pertenece el castellano garabato y el portg. garavato) se ajustan mejor a un origen gáraba (las raíces de brezos y piornos son esencialmente tortuo-sas) que carba: el matorral de roble no destaca por su retorcimiento. Verosímilmente, una voz como cádavo, perteneciente a economías rurales de montaña basadas en una agricultura de rozas y fuegos, estaba abocada a su extin-ción en las comarcas llanas del valle del Duero. La nítida presencia lexicográfi-ca del tema en Galicia, Asturias y marginalmente en áreas montañosas de León (como se muestra a partir de evidencias toponímicas) y quizás en las Arribes del Duero, es sucedida por un vacío que sólo parece interrumpirse al llegar a las sierras del Sistema Central. Es probable que el insólito nombre cádava, cálava aplicado al madroño en Valero, en la sierra de Salamanca281, constituya un vestigio de este tema, pues es conocido el gran desarrollo que alcanzan las cepas de Arbutus unedo (una adaptación evolutiva para el rebrote tras los incendios)282. Parece emparenta-da con cádava en su sentido especializado ‘madroño’ la voz recogida en la Vera (CC) cabera ‘madroñera’283, cuyo origen será *caavera < *cadavera. Esta familia léxica encuentra continuidad en dos términos usados en las Hur-des, caraboneh ‘tramos de brezo quemados’; carabusoh ‘residuos de los tramos de brezo’284, sin duda vinculados con el caraba del cercano Rebollar salmantino285. De ahí procede ciertamente el nombre de una aldea hurdana, Carabusino, que se

280 Algunos casos, sin embargo: La Carbal (Rodiezmo de la Tercia LE), Carbal (Ponga, Asturias), Los Carbales (Dios le Guarde SA); Carbedo (Toral de los Vados LE), Valcarboso (Barruecopardo SA). 281 Velasco, Criado y Blanco (2010: 224, 250, 334).282 Ya consta en el refranero antiguo. Correas recoge la paremia «cepa de madroño espotrica [suelta chispas] y quema al otro; noramala la compré, que tal gera eché».283 Timón Timón, Francisco: Diccionario castizo de la comarca de La Vera y la Sierra de Gredos, Asoc. Cult. Amigos de la Vera, Jaraiz (Cáceres), 1996; p. 39.284 Viudas Camarasa (1988: 40).285 Iglesias Ovejero (1990: 91)

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documenta en 1734 El Calabozino286. La forma original habrá sido el abundancial *carabosino. Un derivado de la misma base es carambujas ‘ramas de roble para el horno’ en El Cerro, pueblo de la sierra salmantina287.Otras ramificaciones de la familia se sitúan las sierras centrales: en Villanueva del Conde y Cepeda (SA), caraba es un brezo, Erica umbellata, que se usaba para calentar el horno de pan288. En la comarca de la Vera, carabón es una leguminosa arbustiva, de flor amarilla, que crece abundante en los piornales serranos289; se trata del Cytisus oromediterraneus (= C. balansae) o piorno serrano290, que ya Máximo Laguna encontró en las sierras del Sistema Central con el nombre de calabón. La especialización semántica es comprensible, si se considera que en las economías de montaña, basadas en el fuego y el pastoreo, brezales y piornales pueden desempeñar funciones parecidas. Una descripción de Piornal (CC), pueblo serrano del valle del Jerte, fechada en 1786, indica «su terreno está vestido de mata de roble, caravones, berezos y piornos»291. En Aldeanueva de la Vera, se cita en 1791 el «carabo» entre las plantas melíferas, junto con verezo, quiruela, tomillo, jara y romero; en Navaconcejo, ese mismo año, se incluyen el tomillo y el carabón entre las plantas melíferas292. Más al sur vive el andaluz carabón ‘tronco de árbol o arbusto quemado que queda en tierra después de un incendio; cándalo’293, qui-zás identificable con el leonés de Riaño carabón ‘terrón’ (lla s.v. carabón). La conexión semántica, algo incierta, estaría en el hecho compartido de que tanto los cádavos como los terrones se cavan. Testimonios toponímicos de la presencia meridional de la base cáraba, carabo o carabón se extienden desde el Sistema Central hasta Andalucía: Las Cárabas (Pedrosillo de los Aires SA); El Carabal (Martiago; Serradilla del Arroyo SA; Torrecilla de los Ángeles; Robledollano; Villarta de los Montes CC; La Solana CR; Sevilleja de la Jara TO); Las Carabas (Zarza de Granadilla CC); Cancho de la Caraba (Eljas CC); Cuesta de la Caraba (Usagre BA); Cerro del Carabal (Zufre H); Sierra de la Caraba (Alburquerque BA); Los Caravales (Santa Olalla del Cala H).

286 Blanco Carrasco, José-Pablo: Una visión inédita de Las Hurdes en el siglo XVIII: el auto de Ortiz Jarero de 1734, Alcántara, 31-32, 1994; p. 186.287 Granzow de la Cerda et al. (1993: 145).288 Velasco, Criado y Blanco (2010: 297, 343).289 Timón (1996: 45).290 Amor Morales, Ángel: La flora y la vegetación en La Vera, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 1994; p. 88.291 López, Tomás: La provincia de Extremadura al final del. s. XVIII (descripciones recogidas por Tomás López), ed. Gon-zalo Barrientos Alfageme, Asamblea de Extremadura, Mérida, 1991; p. 345.292 Rodríguez Cancho, Miguel; Barrientos Alfageme, Gonzalo: Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Asamblea de Extremadura, Villanueva de la Serena. Partido de Alcántara, 1993. Partido de Mérida, 1994. Partido de Plasencia, 1995. Las citas son de las pp. 55, 528 del Partido de Plasencia.293 Alcalá Venceslada, Antonio: Vocabulario andaluz, Unidad Editorial, 1999; p. 131.